Otras recomendaciones

El equilibrio y la estabilidad físíca

Según avanza la edad el equilibrio se va afectando y la persona tiene más propensión a caerse. Según se envejece se producen una serie de cambios posturales, asociados a una disminución de los reflejos y de los sentidos que hacen que se pierda el control en momentos más exigentes y un mayor riesgo de caída. Las consecuencias de las caídas son el problema más importante que produce dependencia y falta de autonomía en los mayores. Las posibilidades de que una persona mayor se rompa la cadera y vuelva a andar como lo hacía antes de la fractura son bajas y se genera un cambio en la calidad de vida y en la sensación de seguridad e independencia.

¿Por qué conforme cumplimos años existe más riesgo de caerse?

Los factores más importantes son los siguientes:

  1. La postura y la forma de andar según se envejece cambia y se van adoptando los movimientos clásicos que vemos en los ancianos. La postura corporal se asemejando al número 3 invertido: aumenta la curvatura dorsal (chepa) lo que hace que se disminuya en estatura, se acorta la nuca y se extiende el mentón hacia delante de forma que el cuello adopta una posición más horizontal, se flexionan las caderas y las rodillas y se aumenta la base de sustentación arqueando las piernas. Se produce un cambio en el centro de gravedad que se desplaza hacia delante y cambia el patrón de la marcha haciendo que la persona tenga un cierto balanceo en la postura.
  2. La rigidez musculoesqueléticaque se va generando a lo largo de los años produce movimientos lentos de compensación. El tono muscular también depende de los reflejos y va afectándose progresivamente. Con la edad se genera un deterioro articular y muscular y la persona va limitando poco a poco su actividad corporal diaria.
  3. La alteración de los sentidos:
    • La vista es un sentido muy importante, ya que ayuda a orientar el cuerpo en el espacio, detecta los cambios repentinos exteriores para poder adoptar posturas y movimientos que impidan la caída.
    • El oído, tanto el sentido del equilibrio como en su parte auditiva se van deteriorando con la edad.
    • El sistema vestibular o del equilibriose encarga de la sensación subjetiva del movimiento, de la orientación en el espacio, informa sobre la postura corporal para que pueda ser corregida y no se altere el centro de gravedad y además estabiliza los ojos (mediante un reflejo) durante el movimiento.
    • La audición. Recientes estudios científicos han descubierto que la pérdida de audición es un factor de riesgo independiente de la edad relacionado con la pérdida del equilibrio. Una pérdida moderada de la audición multiplica casi por 3 la posibilidad de padecer inestabilidad postural en comparación con aquellos que no tienen pérdida auditiva o incluso con aquellos que llevan audífono para compensar la pérdida. De igual forma que la información visual, la audición de los sonidos facilita la anticipación de movimientos y cambios en la postura, aportando mayor control en la respuesta.

 

¿Cómo podemos mejorar el equilibrio?

A cualquier edad y en cualquier circunstancia física el sistema del equilibrio puede mejorarse de forma sustancial para evitar las temidas caídas que tanta calidad de vida hacen perder.

La postura corporal, el movimiento y la rigidez muscular se modifican mediante ejercicio dirigido a aumentar la fuerza, la flexibilidad, el equilibrio y el tono muscular. Si se realiza de forma supervisada y con apoyo de un fisioterapeuta en las personas que lo requieren, se consiguen ganancias que retrasan enormemente el envejecimiento y revierten la fragilidad y el riesgo de caídas.

Y, por supuesto, tanto si conseguimos mejorar la vista y la audición con gafas y prótesis auditivas compensando las pérdidas de ambos sentidos, se contribuye de forma muy efectiva al cambio, a la mejora del equilibrio, a la mejora en la calidad de la vida y al retraso en los cambios fisiológicos del envejecimiento.

La estimulación cognitiva

¿cómo mantener la memoria y la capacidad de aprendizaje?

  1. Realizar actividad física de forma regular.
  2. Dejar de fumar.
  3. Llevar una alimentación saludable antiinflamatoria, suplementar cuando es necesario.
  4. Evitar el consumo de alcohol o moderar su consumo.
  5. Respecto a la actividad cognitiva se aconsejan las actividades que suponen un reto cognitivo e intervenciones sistematizadas.
  6. Cultivar las relaciones sociales. Aunque se precisan más pruebas de su potencial efecto sobre el riesgo de deterioro cognitivo o de demencia, la actividad social se relaciona con la buena salud y el bienestar general.
  7. Evitar o combatir el sobrepeso y la obesidad, la diabetes, controlar la tensión arterial alta, ya que existen consistentes evidencias entre la hipertensión y el desarrollo de deterioro cognitivo y demencia. Vigilar los niveles de colesterol.
  8. Tratar la depresión
  9. Paliar la pérdida de audición mediante el uso de audífonos